Jason D. Frantz

Abogado

Jason es un abogado de derecho familiar con sede en nuestra oficina de Santa Bárbara. Se unió a nuestro equipo tras la jubilación de su antiguo socio, Chris Brown, del bufete de derecho familiar Brown & Frantz en Santa Bárbara. Desde 2011, Jason ha manejado todo tipo de asuntos relacionados con el divorcio o la separación legal, incluyendo reclamaciones de paternidad, custodia y régimen de visitas, pensión alimenticia para hijos y cónyuges, división de bienes y deudas, mediación, y acuerdos prenupciales y postnupciales.

“Mi objetivo es ayudarte a encontrar soluciones que resuelvan los problemas de una forma que tenga sentido financiero y emocional para ti, según tu situación.”

Conozca a Jason

Jason es un solucionador de problemas, con gran habilidad para resolver casos complejos y emocionales de divorcio y custodia. Acompaña a sus clientes en cada etapa del proceso para asegurarse de que comprendan sus derechos y obligaciones, y les asesora sobre los beneficios y riesgos de cada acción para que puedan tomar las decisiones que más les convengan.

Cuando es posible, el objetivo de Jason suele ser llegar a un acuerdo con la otra parte, lo cual requiere más que conocimiento legal: exige capacidad de negociación y habilidades prácticas para resolver conflictos. Cuando el acuerdo no es una opción realista, Jason lucha por sus clientes sin hacerles perder tiempo ni dinero.

En su tiempo libre, Jason participa activamente en la comunidad. Forma parte de la junta directiva del Santa Barbara Young Professionals Club desde junio de 2016 y fue presidente del club en 2018 y 2019. Habiendo crecido explorando las montañas de Big Bear y Lake Arrowhead, California, Jason disfruta hacer snowboard, asistir a conciertos y hacer senderismo por las colinas de Santa Bárbara, donde vive con su pareja Sarah y su hija. Es fanático de toda la vida de los equipos de su infancia: los Lakers, Dodgers y Raiders.

Algo que Jason dice con frecuencia: “Estoy aquí para ayudarte.”

Resultados

Se permitió que la clienta se mudara a Tailandia con su hija tras un extenso juicio, a pesar de que Tailandia no es miembro del Convenio de Ginebra y existían otros obstáculos que normalmente habrían impedido el traslado.
Se obtuvieron pagos de manutención elevados y una póliza de seguro de vida significativa para proteger a la clienta después de que su cónyuge eligiera fraudulentamente un plan de pensión policial que la excluía tras su jubilación.
Se negoció con éxito un acuerdo de custodia y visitas que exigía pruebas de drogas para la parte consumidora y establecía un cronograma de visitas progresivo, diseñado para garantizar la seguridad y el bienestar de los hijos.